Ese inolvidable cosquilleo en la barriga cuando rozó tus manos por primera vez, ese sudor repentino en las palmas de la mano, ese sentimiento totalmente nuevo y desconocido que te embargó, fueron clara señal de que el primer amor había llegado sin aviso. Y si bien nunca deja de tener un efecto efervescente en el alma, hay algo en aquella primera vez que lo hace aun más especial.
«Sabemos que en la actualidad aproximadamente un 30 por ciento de adolescentes se inician en el noviazgo entre los 14 y 15 años. Hecho que, además, es más marcado en las mujeres que en los hombres», asegura la psicoterapeuta mexicana Diana Rodríguez de Ibarra, experta en el comportamiento de los púberes.
¿Por qué las mujeres despiertan antes al amor? La respuesta llega desde Argentina, donde la psiquiatra María Basile, experta en salud mental juvenil de la Universidad de Buenos Aires, asegura que se debe a que son ellas las que experimentan primero el desarrollo de las hormonas, las que sufren antes los cambios corporales y psicológicos, las que reconocen primero el cambio del cuerpo y adoptan una nueva actitud frente al sexo opuesto.
Besos, caricias y…
Rodríguez de Ibarra, quien acostumbra reunirse con adolescentes para hablar sobre sus problemas, sostiene que aun cuando estos amores iniciales suelen ser de tipo informal y no se traten de noviazgos, no significa que la tentación sexual esté ausente.
«A esta edad las relaciones generalmente se basan en la atracción física, dando lugar a mayor familiaridad e intercambio de caricias con el posible riesgo de tener relaciones sexuales con todas sus consecuencias», añade.
Basile coincide que, aunque los primeros amores son muy románticos, no siempre son tan inocentes. Ella recomienda que las adolescentes enamoradas deben estar preparadas con información fiable sobre el sexo, sea a través de una consulta médica o ginecológica, conversando con familiares o profesionales.
¿Estoy lista para amar?
«Al darnos ese primer beso o caricia cuando bebés y, a lo largo de la vida, cada vez que nos educan y enseñan la importancia de ser, dar y respetar, estamos aprendiendo a amar», agrega Basile, quien asegura que uno se prepara para el amor desde que nace, desde que experimenta el primer amor filial y siente el amor de la familia.
La experta en salud mental juvenil afirma que es este aprendizaje el que ayuda, por ejemplo, a que aquella actitud común en muchas chicas enamoradas que dramáticamente afirman «me muero si no me ama» se convierta en «te respeto si dices que no me quieres y ya encontraré quién me ame».
Escoger bien al amado
Tanto Rodríguez de Ibarra como Basile advierten que, debido a lo impulsivo y apasionado que puede ser el primer amor, aprender a amar es crucial. No sólo para dar todo el amor del que se es capaz, sino para que, cuando llegue el momento, se escoja sabiamente a la pareja.
«Aprender a amar con responsabilidad es amar por sí mismo y por el otro. Hay que aprender a amarse porque si no, es muy probable que la elección no sea la acertada y probablemente la chica busque a alguien que al amarla la lastime o genere una relación adictiva», puntualiza Basile. Un consejo, se podría agregar, que no sólo se aplica al primer amor.
Pero no importa si aún no has experimentado aquel romance intenso o si es una experiencia anclada en tu recuerdo, siempre estás a tiempo de sucumbir por primera o enésima y maravillosa vez a las flechas de Cupido.