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Quién es más infiel ¿los hombres o las mujeres?

Quién es más infiel ¿los hombres o las mujeres? Esta es una interrogante que por muchos años ha estado presente en la mente de muchas personas, especialmente en la de quienes han sido víctimas de una traición por parte de la persona que creían que les amaba.

Hablar de cifras exactas en cuanto a infidelidad es difícil. Algunos estudios dicen que mientras 7 de cada 10 hombres son infieles, por cada mujer fiel hay otra que engaña al marido. Otros, aseguran que los porcentajes de infidelidad llegan sólo al 37 y 14 por ciento, respectivamente. ¿Cómo saber la verdad en un tema donde ser indiscreto puede costar muy caro?

Quién es más infiel ¿los hombres o las mujeres?

La infidelidad y las hormonas

«Ser infiel no estaba en mis planes. Pero en el club conocí a un hombre que me hizo sentirme atractiva y necesitada. Definitivamente yo me conecté más con él que él conmigo», cuenta Isabel, una mujer en la puerta de los 40 años.

Una noche, su esposo grabó una de sus clandestinas conversaciones telefónicas, llevó las evidencias al club y lo puso en el sistema interno para que se escuchara en todos los ambientes. No sólo sufrió la mayor humillación de su vida, sino que perdió un matrimonio que en realidad nunca había pensado en terminar. Su amante, en cambio, sigue casado.

Quién es el infiel

«Tradicionalmente el hombre es el infiel y la mujer la engañada. Su rol como proveedor frente a una esposa circunscrita a cuidar la casa, le dió el contexto perfecto. Pero esto cambió dramáticamente: ahora las mujeres parecen estar teniendo cada vez más relaciones extramaritales», dice el doctor John Gray, consejero de parejas, conferencista y autor del libro Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus.

En parte este incremento podría deberse a que hoy son menos las mujeres que se quedan en casa a atender el hogar. De acuerdo con el National Woman’s Law Center, mientras en la década del sesenta sólo trabajaba el 12 por ciento de mujeres con hijos, a finales de los noventa esta cifra se ha incrementado a más del 60 por ciento.

«Ahora les resulta más fácil ser infieles y lo están siendo. Pero eso no significa que ambos sexos lo hagan por igual, ni por los mismos motivos, ni que sufran las mismas consecuencias», remarca Gray.

Porqué lo hacen ellos

En 1998, la terapista Shirley Glass escribió en la revista Psycology Today que estudios revelaban que el 44 por ciento de hombres infieles no se involcraba emocionalmente con su amante. Algo que sólo ocurría con el 11 por ciento de mujeres infieles.

Desde sus oficinas en Las Vegas, Elissa Gough, autora de dos libros sobre la infidelidad y fundadora de Face Reality (una organización de apoyo para los afectados por el adulterio) dice que si bien el primer factor en la infidelidad masculina es hormonal, no es el único.

«No sólo tienen una falsa seguridad de que nunca serán atrapados. Factores como la famosa crisis de la mediana edad y el ego, desencadenan la promiscuidad», señala.

Para el escritor John Gray, una de las mayores diferencias con respecto a las mujeres es que los hombres generalmente tienen aventuras aún cuando su matrimonio va maravillosamente bien.

«Vivir en una sociedad donde el sexo es tan explotado comercialmente pero a la vez tan regulado y restringido por códigos morales, empuja la sexualidad hacia lo prohibido. Y hacer algo prohibido siempre libera mucha energía y, a veces, llega a ser hasta adictivo», explica el especialista en relaciones de pareja.

Porqué lo hacen ellas

La más reciente proyección de la University of Chicago, sostiene que sólo un 14 por ciento de mujeres son infieles. Pero según los resultados de un estudio de la San Diego State University sobre mujeres divorciadas o separadas, el 25 por ciento había tenido al menos una aventura durante su matrimonio y un 24 por ciento fue infiel durante el último año de compromiso.

Esto parece reforzar tres puntos: Más mujeres de las que se cree son infieles, pocas mujeres infieles logran mantener su matrimonio y cuando una mujer decide ser infiel, muchas veces lo hace para terminar con un matrimonio que ya no la satisface. Tres ideas que tanto Gough como Gray apoyan y, dicen, las diferencian de la mayoría de hombres.

«Las mujeres tienden a tener aventuras a un nivel emocional y generalmente porque algo en su matrimonio les falta, sea emotiva o sexualmente», dice Gray.

A lo que Elissa Gough agrega el factor de necesidad de escape de las presiones y monotonía cotidianas o eventos drásticos como alguna tragedia dentro del hogar o la soledad cuando los hijos abandonan la casa.

Por otro lado, Gray explica que las mujeres sienten tanta culpa que, aún cuando sólo se trata de una atracción puramente física, llegan a convencerse de que es por amor y que ya no sienten nada por el marido.

«Son presiones sociales que no les permiten aceptar que una relación sea sólo cuestión física. Por eso, nunca quedan satisfechas cuando le preguntan a su esposo si ama a la «otra» y éste les responde que no», afirma.

Inevitables consecuencias

¿Qué ocurre después? Según el doctor Gray, el 70 por ciento de los infieles mantiene su matrimonio, pero de ese porcentaje muy pocas son mujeres. Sin embargo, aún para los perdonados las cosas no siempre marchan bien.

«Hay mujeres que, incapaces de perdonar y olvidar verdaderamente, torturan tanto al esposo que el matrimonio se desbarata de todas maneras. En el mundo ideal se perdona, pero en esta sociedad donde el castigo es parte de nuestra educación, la gente no es emocionalmente sana como para olvidar y seguir adelante. Y si no puedes olvidar y perdonar, mejor termina el matrimonio», dice Gray.

Además de terminar con un matrimonio, según los especialistas, el rompimiento familiar, la pérdida de respeto, el resquebrajamiento de todo lo logrado, pérdidas financieras y los costos emocionales y espirituales de una infidelidad son muy altos.

Una última recomendación: Si uno de estos días se te presenta una ineludible tentación, menciona en tu conversación, de manera positiva, a tu pareja. Según Gray, lo más probable es que con cada frase te acuerdes que tienes una vida y que no vale la pena perderla.

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